Esa mañana, olvide mis tareas de la casa, sin hacer siquiera mi cama. Cogí mi mochila, en la cual metí una botella de agua pequeña, pues yo no bebía mucho, y un bocadillo hecho a desgana. Me acerque a las escaleras que bajaban hacía el sotano, yo nunca había bajado allí. Abrí la puerta, y pulse el interruptor, que tardo un minuto en hacer que se encendieran los focos de la sala. Baje las escaleras, agarrandome al pasamanos. Llegue hasta abajo, era una habitacíon bastante amplia, y llena de objetos que pertenecierón en un tiempo a mi madre.Me acerque a la vieja tabla de surf, cubierta con una funda estampada con flores hawaianas, y firmada por el surfero favorito de mi madre. La cogí por el asa, pesaba más de lo que me había imaginado. La subí escaleras arriba, con cuidado. Trás cargar con ella por la calle, siendo el centro de muchas miradas indiscretas, por fin llegue a "mi playa". Quite la funda, y me puse un viejo traje de neopreno que había encontrado entre la ropa de cuando yo era más pequeña, y tube la suerte, de no haber crecido mucho desde entonces. Me acerque al agua, y recorde lo que mi madre me habia enseñado.Esos recuerdos se reflejaron en mi cabeza. Mi madre agarraba mi mano, ella era hermosa, alta y esbelta. Unos ojos castaños brillaban felices en su cara, y el pelo castaño se volvía negro al haberse mojado. una ola nos salpico a ambas, y entonces yo reí, pues mi mama me había cojido en brazos y introducido en el agua. Montamos ambas en su tabla, y nos acercamos a la ola.
Entonces volví a la realidad, soltando un leve suspiro, y empezando a mojarme la nuca, dispuesta a meterme en el agua.
Fantástica!!!
ResponderEliminarPor favor, continúa con esta narrativa. Está francamente moi ben e sería unha bágoa que nos deixases sen algo máis desta história.