lunes, 4 de abril de 2011
Concurso Hoja en blanco,By: María.
Sentada de rodillas sobre la nieva, podía sentir como se me mojaba el pantalón por debajo y notaba como pequeños copos de nieve rozaban ligeramente mi tobillo. Mi perra se recostaba sobre mis piernas, temblando de frio y respirando entrecortadamente. Ahora introducía mis manos entre su pelaje, aprovechando el calor que quedaba en su cuerpo. Presiones ligeramente la herida de mi costado, que sangraba cada vez mas. Aquel hombre estaba dispuesto a todo, cualquier cosa para mantenerme en aquel frio pueblo, pero necesitaba llegar a mi casa, necesitaba llevar las medicinas que tanto me había costado conseguir, pero el no lo acepto…y no se tomó bien mi huida, aunque parecía un señor mayor y débil, había conseguido su objetivo, yo no volvería a mi hogar. No me enfadaba el hecho de que me hubieran dejado allí sola, no podían permitirse llevar a una herida, les retrasaría demasiado, y eso había sido lo que les había pedido, lo más importante era que aquella mercancía llegará lo antes posible a la ciudad. Ahora los recuerdos se reflejaban en mi mente, y las ilusiones me atormentaban a mí alrededor. Recordaba el café de las 8, con aquel sabor agrio, y el chirrió de la puerta de la oficina al abrirse, que hacía que todos se giraran a mirar quien había entrado. Y él bebe llorando en la habitación, mientras me levantaba con los ojos entrecerrados para acunarlo. Y mi perra Lúa, que me había acompañado toda mi vida, la que me cuidaba cuando me sentía mal. Hasta cuando mi novio me dejo sola con mi bebe en el hospital, eso ahora era un recuerdo feliz. Siempre había imaginado que acompañaría a mi hijo su primer día a la escuela, y que le daría un beso antes de entrar, mientras le recordaba que todo iría bien. Pensaba que estaría con el la primera vez que saliera de noche, que esperaría con un reloj en la mano a que llegará, para regañarle por su tardanza. Las veces que me retrasaba en llegar a casa, ahí estaba el esperando verme aparecer por la puerta, mientras que Lúa se acercaba a su cuna y introducia el hocico entre los barrotes para lamer su cara. Estaría asustado ahora, buscándome con la mirada…pero pronto se pondría bien…de eso estaba segura. Yo había abandonado todo lo que quería para que así fuera, para que el tuviera su medicina, y pudiera crecer. Supuse que yo moriría rodeada de la gente a la que amaba, pero aquí estaba, tirada en la nieve esperando a que llegue mi hora. Me gustaría discutir con mi madre una vez más, bromear con mi padre sobre su peso y ser la dama de honor en la boda de mi hermana. Ahora rezaba, juntando mis manos congeladas y pidiendo que mi familia estuviera bien, que ellos supieran que en mis últimos momentos pensé en ellos, que supieran que los quiero. Me abracé a Lúa, apenas podía respirar. Sonreí por última vez cuando recordé las navidades que había tenido. Me tacte con mi mano fría y temblorosa la cicatriz de mi cara, producida al caerme cuando bajaba por la escaleras el día de navidad dispuesta a abrir los regalos que yo misma había dejado ilusionada bajo el árbol. Caí en el último escalón, con el bebé en brazos, pero no lo solté. Lúa me miro, y soltó un leve quejido. Ahora, con los ojos cerrados recosté la cabeza sobre mi perra. Me aferré a esos recuerdos, porque ahora que todo iba mal, prefería pensar en lo bueno, en lo que había pasado. Nunca tuve una casa grande, ni una gran chimenea, pero tenía un hogar, y una familia. Una familia por la cual estaba dando mi vida. Sonreí y me quede dormida. Ese día Lúa y yo fallecimos.. Mi cuerpo fue encontrado, abrazada a mi perra. Me enterraron junto a ella…Mi hermana se caso 10 años mas tarde…mi hijo estuvo en su boda.
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Ese es otro testamento?
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